Supuestamente es la semana del pret a porter para ellos, prendas nuevas listas para usar, para abrir el armario a las ocho de la mañana y salir a tomarse el subte al trabajo. Sin embargo, un repaso por las pasarelas de Londres, Milán y París puede generar cierta desconfianza acerca de la conveniencia de pasear por el mundo luciendo las nuevas tendencias.
¿Por qué? Porque, al parecer, las marcas se pusieron de acuerdo para enloquecer al unísono y presentar colecciones confusas y contradictorias que convierten en imposible a la premisa del ready to wear.
En Londres, la marca Agi & Sam decidió cubrir los rostros de los modelos con máscaras de Lego y aplicar un mix and match sin sentido. Rory Parnell-Mooney presentó a sus muchachos en cuero y con pantalones baggy fit. Pero si de extravagancias se trata, uno de los más destacados fueron los diseños de Sibling y su festival de prendas rosas chicle, bermudas, medias y hasta muñecos gigantes.
Para contrarrestar un poco la catástofre, Burberry Prorsum limitó la creatividad con estampados combinados en animal print y flores, un bohemio clásico, tal como lo describió el director creativo. Vivienne Westwood también estuvo discreta con sus pantalones de vestir convertidos en joggins.
Peach Fuzz: el 2024 se tiñe de naranja
Para aportar más confusión en Milán las pasarelas volvieron a levantar la apuesta. Gucci se inspira en Wes Anderson, mientras que Salvatore Ferragamo y Versace y sorprendieron con sus bufandas oversize.
París tampoco quiso quedarse atrás. Inspirada en los 70, la colección de Maison Martin Margiela, pensada por John Galliano, presentó estilismos posibles y discretos comparados con el resto. Ahora, el que definitivamente logró llamar la atención fue Rick Owens con sus túnicas y sus prendas mordisqueadas que hasta dejaban ver mucho más que la ropa interior de los modelos. Por suerte, algo de cordura regresó de la mano de Louis Vuistton y su tributo al trabajo del diseñador Christopher Nemeth.
Galería de imágenes
Comentarios