Tuesday 16 de April de 2024
ACTUALIDAD | 09-12-2014 13:33

Casitas para coleccionar

Cuestan lo mismo que un departamento de dos ambientes. Son reproducciones exactas en miniatura de construcciones famosas y no tanto.

Palacio de Versalles. Cada uno de sus ladrillitos está pintado a mano, un trabajo que puede llevar hasta varias semanas. Cuesta alrededor de 150 mil dólares debido a que está realizado a escala luego de que los artesanos Mulvany y Rogers hicieran varias en vivo al palacio verdadero. Pero no es sólo fachada, también trae interiores en miniatura.

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La casa propia. Para los que no disfruten de los palacios, Mulvany y Rogers ofrecen el servicio de crear tu hogar en miniatura. El precio arranca en los 40 mil dólares aunque si querés encargar la tuya vas a tener que esperar un mínimo de dos años y medio, hay una lista de clientes de Medio Oriente, Australia y Estados Unidos antes.

Una caja con una habitación. Si tu presupuesto es ajustado, podés encargar una caja que trae la reproducción del ambiente de lo que se te ocurra: desde el interior de un barco hasta el tocador de María Antonieta. Sale alrededor de cinco mil dólares. Los artesanos aclaran que no son objetos exclusivos para ricos, sino que mucha gente prefiere gastar su plata en un juguete así antes que en un auto, por ejemplo.

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Edificio de la firma de porcelana china Wedgwood. Con sólo tres modelos de edición limitada, esta casa de muñecas reproduce la construcción de estilo georgiano con sus 24 puertas en azul y blanco. Cada una cuesta cerca de 20 mil dólares.

Casa de estilo norteamericano. Quienes admiren la arquitectura yanqui, pueden acudir a Jimmy Landers, un autodidacta dedicado a las miniaturas que empezó construyendo su propia casa y ahora gana decenas de miles de dólares por sus obras. Para dar una cifra, por la casa Helmerich el artesano recibió 65 mil dólares que se justifican: la casa está totalmente electrificada con paneles de vidrio y tan sólo el techo tuvo un mes de trabajo debido a la colocación a mano de cientos de tejas de pizarrón enviadas desde Reino Unido.

Negocio de campo. Según Landers, se trata de una fiel reproducción de un local tipo ferretería del siglo veinte. Se dice que la señora que pagó 25 mil dólares por la pieza la terminó rompiendo debido a la emoción que le provocó recordar su infancia en Alemania.

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