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ACTUALIDAD | 20-11-2014 11:34

Cayetana, la mujer que vivió como sintió

Así rezará su epitafio, elegida por ella misma. Fue la más rebelde de la nobleza española. Y será sepultada a su modo.

Por Darío Silva D´Andrea

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La aristócrata más atípica del mundo lo era todo: la mujer con más títulos nobiliarios en el mundo, la tercera mujer más rica de España y una de las mujeres más populares y queridas por los ciudadanos españoles. Heredera de 7 ducados, 19 condesados y 23 marquesados, entre muchos otros, la duquesa de Alba tuvo tantos títulos que en España siempre corrió el “mito urbano” de que la reina de Inglaterra tendría que hacerle reverencias.

La “duquesa rockera” (según Paris Match) o la “duquesa hippie” (en palabras de Vanity Fair) era descendiente de Cristóbal Colón y la sangrienta reina escocesa María Estuardo, y pariente de Winston Churchill. Nació en el palacio de Liria, Madrid, el 28 de marzo de 1926 y fue bautizada en la capilla del Palacio Real de Madrid teniendo como padrinos, ni más ni menos, a los reyes españoles Alfonso XIII y Victoria Eugenia.

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Su nombre completo era María del Rosario Cayetana Paloma Alfonsa Victoria Eugenia Fernanda Teresa Francisca de Paula Lourdes Antonia Josefa Fausta Rita Castor Dorotea Santa Esperanza Fitz-James Stuart y Silva, y heredó el título ducal en 1953, al morir su padre. Una de sus antepasadas, la 13ª Duquesa de Alba, habría inspirado al pintor Francisco de Goya, en el siglo XVIII, para crear “La maja desnuda”.

Quedó entonces como la única descendiente de una “dinastía” que es parte de la historia grande de Europa desde 1429, cuando Juan II de Castilla nombró Señor de Alba de Tormes a uno de sus antepasados, el obispo Gutierre Álvarez de Toledo. Cincuenta años más tarde, Enrique IV de Castilla elevó al rango de Duque a los Alba, quienes desde entonces emparentaron con grandes nobles europeos y trataron con reyes, papas y emperadores.

Como jefe de una dinastía de 530 años de antigüedad, se dice que ostentó el extraño derecho a montar a caballo dentro de la Catedral de Sevilla y, según el protocolo, tenía derecho a no arrodillarse ante el Papa. Otra de las leyendas que corrieron sobre Cayetana dice que podía caminar desde el extremo norte de España hasta el extremo sur sin salir de las tierras que eran de su propiedad. Este año, además, su nombre apareció en la lista de posibles monarcas de Escocia si ese país se independizaba del Reino Unido.

Ya en los años 50 y 60, Cayetana era considerada una de las mujeres más bellas de la aristocracia europea, salía en las tapas de las revistas como Vogue, Life o Harper’s Bazaar y el mismísimo Pablo Picasso insistía -sin éxito- en retratarla desnuda como la famosa “maja” de Goya: “Picasso quería pintarme como a la Maja de Goya, pero mi marido dijo que no”, contó en una entrevista al diario ABC.

En 1947, en una esplendorosa ceremonia en Sevilla, contrajo matrimonio con un noble con el que tuvo seis hijos. Cecil B. DeMille, Gary Cooper, Esther Williams, Bing Crosby, James Stewart, Walt Disney, Charlie Chaplin, Marilyn Monroe y Marlene Dietrich fueron algunas de las personas que conoció durante la luna de miel, de seis meses de duración, alrededor del mundo. Tuvo seis hijos: Carlos, duque de Huéscar; Alfonso, duque de Aliaga, Jacobo, conde de Siruela; Fernando, marqués de San Vicente del Barco; Cayetano, conde de Salvatierra y Eugenia, duquesa de Montoro.

Su primer marido murió en 1972, dejando a la duquesa sola durante varios años, antes de escandalizar a España por su compromiso con un ex sacerdote jesuita y antiguo confesor, Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate, en 1978, que era conocido como el “cura rojo” por sus vínculos con la izquierda. La vieja nobleza se mostró indignada ante el comportamiento de la duquesa, quien ya era famosa por su espíritu rebelde.

Su gusto por la ropa de color, casi de estilo “hippie” incluso en los últimos años de vida, y sus continuos viajes, sus días de topless en la playa y sus salidas nocturnas captaron la atención de la prensa. “Las locuras que de verdad he cometido y que no han tenido remedio, creo que me las voy a llevar conmigo”, dijo en la presentación de sus memorias en 2013. “He cometido menos locuras por amor de las que había pensado cometer. Al final, casi siempre se ha impuesto la cordura y el peso de la Casa”.

La caprichosa duquesa siempre fue una mujer de ideas firmes, y así lo dejó en claro cuando en 2008 comenzó una relación sentimental con Alfonso Díez, hombre 24 años menor que ella. Sus seis hijos pusieron el grito en el cielo, convencidos de que este exfuncionario del Ministerio de Trabajo que buscaba la fortuna de la familia, una de las más pudientes de Europa. “Yo soy antidivorcio, antiaborto y anti todas esas atrocidades; soy católica y lo ejerzo; por eso me caso una tercera vez”, dijo en una entrevista.

Alfonso Díez tuvo que renunciar a cualquier derecho sobre el legado de la Casa de Alba y la duquesa repartió la jugosa herencia entre sus seis hijos para poder casarse: “Un corazón enamorado late igual a los 14 que a los 80 años”, declaró Cayetana. “Alfonso sólo me quería a mí y, sin embargo, hasta que no firmó la renuncia a la herencia y no repartí el legado de los Alba entre ellos (mis hijos), las aguas no volvieron a su cauce”.

Habitual en eventos sociales y culturales, tuvo problemas de movilidad y este año hizo escasas apariciones públicas y en junio fue internada en un hospital de Sevilla para la revisión de una válvula que se le implantó en 2009 para intentar mejorar sus problemas de hidrocefalia e isquemia cerebral.

Los últimos días de su vida los pasó en la Clínica Quirón Sagrado Corazón, donde fue internada por una neumonía que le causó una arritmia cardíaca y que sufrió inmediatamente después de haber padecido una gastroenteritis, y luego fue trasladada a su querido palacio de Dueñas, del siglo XI, donde murió este jueves. Fiel a su estilo, no será enterrada en el panteón familiar de Loeches, a las afueras de Madrid, sino en la capilla de la hermandad católica de los Gitanos de Sevilla. El epitafio elegido por ella misma para su tumba dice: “Aquí yace Cayetana, que vivió como sintió”.

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