No quedó sujeto sobre la tierra que, después de esta semana, haya dejado de ver el rediseño de la cara de Renée Zellweger. Después del éxito de Briget Jones, la actriz puede sentirse orgullosa: ha vuelto a estar en boca de todo el mundo, aunque por motivos diferentes.
Lejos de la mofletona con simpáticos de kilos de más enfundados en la minifalda que enloquece a Hugh Grant, Renée apareció esta semana con una cara completamente nueva y terrorífica. Frente al aluvión de comentarios, la actriz -agobiada- envió un comunicado a la revista People para decir que se pone contenta al ver que todos señalan lo cambiada que está.
"Ahora llevo un estilo de vida feliz, tranquilo y mucho más sano, y me alegro que eso se note", aseguró casi en un tono sarcástico esquivando el tema y desaprovechando la oportunidad de decir que si las actrices tienen que operarse para seguir siendo jóvenes es porque el entorno las obliga a abusar de la cirugías para verse más lindas, más flacas y más jóvenes.
"Durante mucho tiempo estuve sometida a unos horarios imposibles y no me preocupaba por cuidarme a mí misma. En lugar de hacer un descanso y calibrar la situación, tomé malas decisiones sobre cómo ocultar mi cansancio". No ha especificado a qué se refiere con esas "malas decisiones", pero probablemente signifique "pasar por el quirófano".
Mirá la nota de su operación acá.
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