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ACTUALIDAD | 06-08-2014 10:21

La sexualidad de los aztecas hace furor en México

Una muestra de objetos arqueológicos asociados con la sexualidad de las culturas prehispánicas es exhibida con éxito en el Museo del Templo Mayor en el centro histórico de la capital azteca.

Hasta ahora unas 30.000 personas han acudido a observar la inusual exhibición de esculturas que representan encuentros sexuales, provenientes de Colima, costas del Pacífico, en el occidente del país.

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La exposición, denominada "Semillas de vida", reúne 188 piezas de la región que comprende los actuales estados de Michoacán, Colima, Jalisco, Nayarit y Sinaloa.

En una escultura se observa a un hombre, posiblemente circuncidado, masturbándose mientras en otra una pareja hace el amor con el hombre sobre las espaldas de la mujer.

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El director del museo, Javier González, afirma que "el deleite sexual y el goce de la procreación se consideraban dones otorgados a la humanidad desde el ámbito divino" entre las culturas prehispánicas. "Es un tema que difícilmente se aborda", aún "en ámbitos de investigación", afirma el museógrafo Juan José Arias.

Se trata de una colección de piezas de barro, piedra o caparazón en una atmósfera de amarillos y negros. El curador de la muestra, arqueólogo Daniel Ruiz, señala que las relaciones entre hombres y mujeres representaban la dualidad entre lo masculino ligado al fuego, el calor y la fuerza que fecunda y lo femenino, oscuro y húmedo, "como las cuevas donde germina la vida".

Las piezas mostradas ante el público se componen de acervos de los museos regionales de Guadalajara, Colima y Michoacano, así como del capitalino Soumaya. Teresa Franco, directora general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), señaló que "nuestros antepasados plasmaron el cuerpo humano de una manera habitual, aunque cargada de un profundo simbolismo, y la sexualidad es un elemento preponderante en estas representaciones plásticas". Ruiz expone que las representaciones de parejas en el Occidente del país "son constantes y muy pocas demuestran actos sexuales explícitos".

La desnudez y la exhibición de los genitales se asocia también con la fertilidad y la masturbación y punción ritual del pene para regar semen o sangre en la tierra.

La masturbación es "una metáfora de la penetración de la tierra" y "buscaba ofrendar el flujo vital: el semen; tal acto y la punición del pene para sangrarse eran actos rituales que simbolizaban la fecundación", afirma.

"Semillas de vida. La sexualidad en Occidente", que podrá ser visitada hasta el 28 de septiembre de 2014, es un acercamiento al orden cíclico y dual que permitió a sus creadores recrear un universo sexuado, según los organizadores.

Javier González señala que la producción del Occidente mesoamericano hace referencia a "una realidad cargada de sensualidad, exaltación fálica y usos y costumbres que no se reducían a la simple función reproductora o a la preservación de la especie". En realidad, "tenían por objeto valorar el placer en el ser humano, así como evocar las relaciones afectivas y los roles de género". También se observa que no había una división del trabajo entre hombres y mujeres, sino que ambos se ocupaban de labores diversas, incluídas aquellas que requerían de fuerza y rudeza o más delicadas como la ejecución de instrumentos musicales.

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