Thursday 25 de April de 2024
DECO | 20-01-2014 12:42

Como cinco gotas de agua

Todo es doble en este departamento de Barrio Norte. Tuvo dos reformas. Dos son los colores dominantes. Dos son los ambientes que la familia prefiere. No es un dúplex, pero lo habitan mellizos. Tres son en total los hijos. Cinco con sus padres. Y un edificio que ya es octogenario. Calidad y antigüedad como un par de opuestos en amable maridaje. Las fotos.

Al amparo del signo Géminis, los pares astrales y demás seres binarios pueden dividirse para mostrar su doble faz. Pero jamás dejarán de constituir la misma cosa. Como el pavo real y su cola. Como el delfín y su estela. Como hermanos idénticos, únicas líneas paralelas que se tocan. Metáfora aparte, sabido es que hay situaciones o momentos que se dan por partida doble. No como un dejà vú ni por repetición o clonaje de un original, sino como complemento entre dos que son uno, siendo dos. Al grano.

Este departamento de un edificio de 80 años en Barrio Norte fue adquirido por sus actuales dueños en 2005 y mide 142 metros cuadrados. Los balcones son franceses, esos tan típicamente porteños y de poco espacio exterior, y la arquitecta María Gándara reformó los interiores dos veces: al momento de la compra y cuando nacieron los mellizos. Mellizos de un matrimonio ya con un primer hijo, el mayor, cuyo dormitorio es tan vedette hogareña como el cuarto de la tele donde la familia se junta a aplaudir y pedir bises frente a las pantallas del caso. Madre, padre, tres chicos y la necesidad de que todos los ambientes fuesen aprovechables, además de haber elegido ese preciso edificio por su calidad y antigüedad. Doble detalle que atrae a más porteños de lo que se supone en las inmobliarias. No todos son fans de lo moderno en términos latos, sino acaso de una modernización controlada dentro de un ámbito clásico, tradicional, añejo.

De esta manera puede darse un buen contrapunto creativo, como un canto a dos voces, entre el rojo y el azul como matices en pugna o juego amoroso en el cuarto del mayor, y las cunas de los mellizos en el suyo, en un ping pong de superficies blancas y diversos elementos de colores. Lo mismo en el dormitorio matrimonial, con abundantes toques de rojo, naranja y marrón, y el shock funcional de la cocina respecto de todo el resto de la casa. Allí todo es nuevo, y bien valió la pena. Tonos claros, pisos lisos, mesadas sólidas y mucho acero inoxidable para un confort y una limpieza gourmet.

Elocuente testigo: la cocina de hornallas extra y doble horno, placer de sibaritas al acecho del lechón o asado completo que cruje ahí adentro. Destacables: la mesa del comedor con base de hierro y tapa de lenga, una mesita ratona con tapa en guindo brillante sobre base cromada, y varios muebles y de la abuela a dos manos.

Ayer y hoy, noche y día, el yin y el yang, caras de la misma moneda, gotas de agua, eso son los mellizos con su hermano mayor y sus padres en este hogar dual que quintuplica la aventura de vivir.

Mirá todas las fotos haciendo click aquí.

Textos: Lulo Luna.

Producción: Mariana Gándara.

Fotos: Néstor Grassi.

Nota publicada en el suplemento Home de la edición impresa del diario PERFIL.

En esta Nota

Comentarios