Friday 19 de April de 2024
CUERPO & ALMA | 03-12-2013 13:26

Morfina, oxicodona y genes

Un análisis científico sobre los medicamentos que usaba Ricardo Fort,

La adicción es una dependencia a una sustancia, la cual puede ser una droga ilegal como la cocaína o marihuana, pero también a drogas legales como el alcohol, tabaco (nicotina) o a un medicamento.

Todas las drogas son perjudiciales para la salud. En mi opinión, es irresponsable clasificarlas en ´´drogas blandas y drogas duras´´.

Las personas abusan de sustancias por diferentes motivos, pero es evidente que nuestra sociedad paga un costo claramente significativo. El número de víctimas que causa este abuso se puede ver en nuestras calles y guardias de hospitales de todo el país.

También es evidente que hay una conexión entre el delito y el abuso de drogas. Cuando una persona es adicta, no es capaz de controlar el consumo de esa sustancia, y puede continuar usándola a pesar del daño que causa. La adicción a las drogas puede provocar un deseo intenso por la droga. Es posible que la persona desee dejar de consumir la sustancia, pero la mayoría descubre que no puede hacerlo por sí mismo.

Un caso de adicción que generalmente pasa desapercibido porque ocurre en un contexto legal (venta con receta), pero, es cada vez más frecuente, es la adicción a los medicamentos. Esta situación, especialmente ocurre con los fármacos para el tratamiento del dolor, como los analgésicos llamados opiáceos. A esta familia de medicamentos pertenecen la morfina y la oxicodona, ambos tomados por Ricardo Fort para sus problemas traumatológicos.

Ambos fármacos se indican en el tratamiento del dolor moderado a severo, pero son adictivos, y deben utilizarse con precaución.

Un estudio recientemente publicado en la revista Pain (significa dolor en inglés) demostró que la mayoría de las personas adictas en Estados Unidos prefieren la oxicodona. Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis y la Universidad Nova Southeastern en Miami encuestaron a más de 3.500 personas en 160 programas para el tratamiento contra las drogas, preguntando cuáles son los medicamentos que abusan y por qué. La mayoría de los encuestados contestó que prefieren la oxicodona (45%), y la hidrocodona fue la droga preferida por el 30%. Esta última droga es un derivado de la codeína, ambos pertenecientes a la familia de opiáceos (narcóticos).

Lo interesante que además de los factores ambientales (problemas emocionales/ psicológicos, grupos de amistades, y actividades que se desarrollan) y de los mecanismos de acción de los fármacos, también se ha demostrado que los genes juegan un rol relevante en el desarrollo de la adicción en general.

Una vez que una persona empezó a utilizar una sustancia, el desarrollo de la adicción (dependencia) puede estar influida por los rasgos hereditarios, o sea, sus genes. El riesgo a desarrollar adicción a las drogas en general se asocia al gen FAAH localizado en el brazo corto del cromosoma 1 (1p33). Otro hallazgo interesante, es la presencia de mutaciones (alteraciones) del gen DRD2 (receptor de dopamina), localizado en el brazo largo (q) del cromosoma 11 (11q23) en personas que padecen adicción al alcohol, cocaína o tabaco. Los receptores de la dopamina participan en varios procesos neurológicos, inclusive en la sensación de placer, mecanismo que prevalece con el consumo de estas drogas.

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Cuando se analizaron casos de adicción a los opiáceos como la morfina, oxicodona, codeína e hidrocodona, se demostró que estas personas tienen alteraciones en el gen NCK2 localizado brazo largo (q) del cromosoma 2 (2q12).

Estos hallazgos demuestran que hay una predisposición genética para desarrollar una conducta adictiva general, pero que también hay genes que participan en el mecanismo de la adicción en forma específica, como en el casos de los opiáceos. En estos días se escucha en los medios de comunicación la frase: ´´se han muerto más pacientes por aspirina que por el uso de morfina u oxicodona´´. Eso es simplificar de manera inapropiada un concepto complejo. Hay que tener mucho cuidado, ya que estos medicamentos son característicamente adictivos, y además causan graves efectos adversos potencialmente mortales, como por ejemplo, el paro respiratorio.

En el caso de Ricardo Fort, como el de otros tantos pacientes que consumen estos

medicamentos, es muy probable que sus genes, y más específicamente el NCK2 hayan

colaborado a desarrollar una posible dependencia a la morfina y la oxicodona.

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