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CUERPO & ALMA | 15-11-2013 10:39

Estrés, una mirada molecular

No existe una terapia estándar para el estrés, sino un diagnóstico y un procedimiento para cada paciente. Cómo tratarlo.

Por Dra. Cristina Sciales (*)

No existe una terapia estándar para el estrés, sino un diagnóstico y un procedimiento para cada paciente. Es por eso que la medicina orthomolecular resulta para ideal para tratarlo, ya que posee los instrumentos para una evaluación personalizada y un plan adaptado a las necesidades de cada uno.

En 1936, el doctor Hans Selye (1907-1982) definió el estrés como enfermedad, ya que en él los agentes nocivos crean un síndrome de adaptación por el que el organismo da diferentes respuestas inespecíficas a cualquier demanda.

Esta enfermedad tiene tres etapas. La primera es la de “alarma”: el sistema nervioso autónomo responde con adrenalina/noradrenalina, que pueden provocar aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración y otros efectos según el tiempo y estímulo.

Luego, si persiste el factor estresor, sobreviene la segunda etapa, de “resistencia”, que puede ser transitoria o permanente. En ella, el sistema nervioso central se ve comprendido, y se desencadena una cascada hormonal, se liberal enzimas inflamatorias y se producen otros procesos para la “adaptarse” a una situación que nos supera física y psíquicamente.

La tercera etapa es la “sobreadaptación”: cuando las tensiones y la presión resultan demasiado altas y/o continuas, la capacidad de resistencia es relativamente baja, se genera un desajuste denominado distrés. En ese caso, el organismo claudica en su capacidad de adaptación y genera así alteraciones y trastornos progresivos a nivel físico, psicológico y social.

Si bien el elemento genético es importante, lo es más aún el epigenético: medio ambiente; factores sociales, familiares y laborales, y patologías asociadas complejas. Poder superar esta etapa dependerá de varios factores de asertividad y de resiliencia y de los recursos emocionales con los que se cuente.

Pero más allá de lo fisiológico, hay una realidad que puede ir condicionando la calidad de vida desde lo psicológico, a partir de la ansiedad, el miedo, la tristeza, la depresión, el pánico, la ira y la agresividad, todas emociones negativas. También desde lo físico: colesterol alto, infecciones, hipertensión, diabetes, en el marco de los cuales de puede bajar la inmunidad y aumentar la resistencia de insulina. Pero lo más cotidiano puede ser cansancio al levantarse, pérdida de la memoria inmediata, fobias, dolores lumbares, aumento de peso o sequedad de la boca.

Tratamos este problema con una mirada molecular, pensando en los cambios celulares (el estrés oxidativo, la peroxidación lipídica, la aparición de radicales libres, etc) e indicando, luego de diferentes estudios (de sangre, saliva, mineralograma y una amplia batería que podemos instrumentar para ayudarnos), un plan alimentario adecuado, actividad física, relajación meditación y, según el diagnóstico, terapias de quelación, pools enérgicos, minerales, aminoácidos, DHEA y melatonina.

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Porque el concepto más importante es que “no hay enfermedades sino enfermos”, y en el estrés esto se hace más evidente porque no existe terapia estándar sino un diagnóstico para tratar a cada paciente y neutralizar los efectos adversos, de modo de evitar la última e infrecuente etapa, la del “agotamiento”, en la cual los mecanismos de defensa claudican.

La biología orthomolecular es el mejor aliado en el momento de una terapia médica, porque tiene los instrumentos para evaluar al paciente y tratarlo. Todos los médicos deberíamos estudiar esta nueva especialidad, la psiconeuroinmunoendocrinología del estrés, que llegó con la fuerza de una realidad irrefutable para estas generaciones que sufren permanentemente cambios.

Qué es y cómo funciona la medicina orthomolecular La medicina orthomolecular tiene como objetivo básico mantener el equilibrio de las moléculas que componen el organismo. La raíz del término “orthomolecular” proviene de la palabra griega “ortho” que significa equilibrio. Su base teórica fue desarrollada por el bioquímico estadounidense Linus Pauling (1901-1994).

Esta disciplina está íntimamente relacionada con el concepto de radicales libres, que son átomos o grupos de átomos que dañan las células y producen envejecimiento, así como diversas enfermedades. A su vez, ese concepto está muy ligado al de oxidología (la ciencia que estudia el oxígeno), justamente porque los desequilibrios que pueden llevar a enfermarse se producen por un desbalance entre los radicales libres producidos y la capacidad antioxidante del organismo.

De eso se trata esta especialidad: de descubrir, modular y tratar procesos degenerativos que conducen al envejecimiento y a las enfermedades crónicas y degenerativas. El tratamiento apunta a equilibrio del organismo, ya que considera que las enfermedades se pueden impedir o detener. Se basa en tres pilares: la alimentación, los ejercicios aeróbicos y anaeróbicos, y la incorporación de nutrientes para lograr la homeostasis celular.

A través de una historia clínica completa y de la realización de tests funcionales se podrá diagnosticar y tratar a cada paciente con las vitaminas y minerales específicos, otorgando la molécula justa, en el momento justo al paciente indicado.

* Clinic Aesthetic & Antiage

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