Friday 19 de April de 2024
CUERPO & ALMA | 31-10-2013 10:29

El dolor como señal para curar

Si somos intolerantes a ese dolor y lo primero que se nos ocurre es silenciarlo tal vez perdamos la gran oportunidad de pesquisar un trastorno en sus primeros estadíos y en un momento en que todavía es solucionable.

Por María Teresa Calabrese (*)

El dolor es una señal que nos puede servir de guía para encontrar las causas de un padecimiento. A veces es el único signo de que algo no anda bien. Si somos intolerantes a ese dolor y lo primero que se nos ocurre es silenciarlo tal vez perdamos la gran oportunidad de pesquisar un trastorno en sus primeros estadíos y en un momento en que todavía es solucionable.

Si acallamos ese síntoma sin buscar sus causas es probable que la enfermedad de base siga su curso y se haga crónica o que llegue un momento a que su gravedad sea tal que ya no pueda resolverse aún encontrando su causa.

No hay un dolor físico y un dolor psíquico el dolor siempre es subjetivo y psicofísico y tiene una variabilidad individual. Pero así como cada persona siente diferente ante un mismo problema, cada cultura y cada época imprime su marca en la tolerancia o intolerancia al dolor.

En la cultura actual hay un rechazo a sentir y por eso muchas veces se medicalizan los sentimientos. Es común que si alguien consulta porque está triste el profesional le prescriba un estabilizador del ánimo sin siquiera investigar la causa de esa tristeza, que a veces es un estado de ánimo acorde y necesario de transitar ante una situación de pérdida o ante una situación dolorosa.

En ese caso lo mejor es conectarse con la causa y eso hará que al tiempo esa tristeza se disuelva y sane. Si no se investigan las causales del dolor y se tapa con medicamentos o actos disuasivos, como pueden ser los famosos viajes o salir de compras, lo más probable es que se bloquee el proceso de encontrar las causas y se termine en depresiones esenciales, es decir, sin causa aparente.

Muchas veces son los propios profesionales los responsables de que las personas echen mano al medicamento mágico por no tomarse el tiempo de escuchar a sus pacientes o porque los sistemas de salud no ayudan a que el profesional pueda disponer del espacio necesario para descubrir junto con su paciente las causas de su padecer.

Tanto el paciente como algunos profesionales creen que el medicamento resuelve el problema, pero no es así, justamente lo agrava. Si no se descubren las causas el dolor vuelve y cuanto más se aleje del suceso causal, ya sea porque pasa el tiempo o porque se suman nuevas causales, más difícil es descubrir su origen y por ende solucionarlo.

 * Médica Psiquiatra, Psicoanalista y Psicoendocrinóloga, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y Full Member de la IPA, Docente de la Carrera de Psiquiatría de la UBA.

Galería de imágenes

En esta Nota

Comentarios