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CUERPO & ALMA | 27-08-2013 14:42

El efecto de las palabras en nuestra vida

Tener en cuenta la intención con que las usamos es esencial para mantener la salud, física, mental y emocional.

Por Elizabeth Santángelo (*)

Tener en cuenta la intención de las palabras es esencial para mantener la salud, física, mental y emocional.

Muchas veces podemos ser heridos o herir, manifestar violencia o causar controversias, simplemente por el hecho de habernos adelantado a hablar sin pensar, sin haber medido las consecuencias.

En una oportunidad llegó a mis manos una reflexión de autor anónimo, titulada “La piedra”. Comienza así: “El distraído tropezó con ella, el violento la utilizó como arma, el emprendedor, construyó con ella, el campesino, cansado, la utilizó de asiento, Drummond la poetizó, David, la utilizó para derrotar a Goliat, y Michelangelo, la transformó en la más bella de las esculturas.

En todos los casos la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre…la posibilidad está en cada uno de nosotros, cada uno de nosotros marcamos la diferencia en el destino de nuestra piedra”, o sea, que marcamos la diferencia en el destino de nuestras palabras.

La intención con que nos expresamos tiene un valor inestimable a la hora de expresar palabras porque imparten un ambiente saludable para uno mismo y para quienes nos rodean.

Relacionando estas reflexiones con el concepto de salud observamos que el estar sanos tiene íntima conexión con la inocencia y pureza del pensamiento.

La queja, la crítica o el descontento son palabras o deseos inexpresados que se originan en los defectos, el resentimiento o falta de compasión con uno mismo y con los demás.

Seguidores de Jesús como fue el Apóstol Pablo, mantuvo una tabla de valores espirituales que son la base para una vida saludable y armoniosa, sin arrepentimientos.

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Me encanta cómo lo expresa una versión moderna de la Biblia: “No digan malas palabras, sino sólo palabras buenas y oportunas que ayuden a crecer y traigan bendición a quienes las escuchen. Echen fuera la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense unos a otros…” (a los Efesios 4: 29, 31)

Una investigación del Dr. Renny Yagosesky, destacado Conferencista, Orientador y Escritor venezolano, autor de varias obras de autosuperación, entre ellas “Autoestima en palabras sencillas”, dice:

“Defino aquí la actitud mental, como el estilo habitual de pensamiento y sus emociones asociadas, que tiene una persona con respecto a su presente, pasado y futuro. Esto incluye su percepción acerca de sí mismo y sus capacidades y debilidades, así como lo que representan para él las demás personas y el mundo que le rodea.

Hoy por hoy existe evidencia científica, de que los pensamientos influyen en la generación de salud y enfermedad. De manera que podemos pensar que las personas participan del estado de salud que tienen, aún sin saberlo. Esto no implica que sean culpables de sus enfermedades, pero sí que tienen mucho que ver en el funcionamiento de su organismo. Significa, además, que disponen de una capacidad para contribuir con su sanación”.

El cambio y transformación de nuestro pensamiento es vital para una vida sana y sin tropiezos. Un estilo de convivencia que podemos ejercer en familia y en la sociedad es medir cada una de nuestras palabras, para que a través de ellas seamos una influencia positiva en cada ambiente en donde nos encontremos.

* Del Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana en Argentina.

Contacto: [email protected]

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