Durante años investigó las redes de trata de personas en varios países del mundo. Entrevistó a víctimas, victimarios y hasta a funcionarios que los protegen. Fue detenida, torturada, y recibe continuamente todo tipo de amenazas. Y acaba de visitar la Argentina con custodia de Gendarmería, en forma permanente, porque está amenazada de muerte por un ex espía de la SIDE argentino, Raúl Martins, acusado de liderar una red de trata de personas que opera entre el país y México.
Perfilando deseos
Pero la periodista mexicana Lydia Cacho no se detiene. Y acaba de presentar su libro Esclavas del poder, un viaje al corazón de la trata sexual de mujeres y niñas en el mundo. Para ello, claro, recorrió varios países de América Latina, Europa y Asia.
“La trata de personas -documentada en 175 naciones- demuestra las debilidades del capitalismo global y la disparidad provocada por las reglas económicas de los países más poderosos; pero sobre todo revela la normalización de la crueldad humana y los procesos culturales que la han fortalecido”, asegura Cacho en el prólogo de su libro.
Los papás de hoy
Y agrega: “Cada año, 1.39 millones de personas en todo el mundo, en su gran mayoría mujeres y niñas, son sometidas a la esclavitud sexual. Son compradas, vendidas y revendidas como materia prima de una industria, como residuos sociales, como trofeos y ofrendas”.
El fantasma y el reggaetón
La periodista mexicana destaca además que en el siglo XXI existe una “sofisticación de la industria sexual ha nivel mundial”, que “ha creado un mercado que muy pronto superará al número de esclavos vendidos en la época de la esclavitud africana que se extendió desde el siglo XVI hasta el XIX”.
Cacho, cuenta además que logró hacer esta investigación, que le llevó seis años, internándose en las redes de tratantes usando los métodos del reconocido escritor alemán, Günter Wallraff: adoptando falsas identidades y disfrazándose para no ser reconocida.
“Gracias a ello pude sentarme a beber café con una tratante filipina en Camboya; bailé en un centro nocturno al lado de bailarinas cubanas, brasileñas y colombianas en México; entré en un prostíbulo de jóvenes en Tokio donde todos parecían personajes salidos de un manga; y caminé vestida de novicia por La Merced, uno de los barrios más peligrosos de México, controlado por peligrosos tratantes”, cuenta.
En el prólogo del libro, que además tiene una contratapa escrita nada menos que por Eduardo galeano, Cacho asegura: “En este libro aparecen todos los personajes de la tragedia: las voces de los tratantes, de las víctimas que se convirtieron en victimarias y de las que sanaron su cuerpo y su mente y lograron transformar su vida; y las voces de los intermediarios y los clientes, los militares y servidores públicos, honestos y corruptos, de todos los niveles y países. Madres que me ofrecieron venderme a sus hijas y mamás de jóvenes secuestradas por tratantes, que las buscan desesperadamente. También hablaron personajes que participan en redes locales de turismo sexual. Sus voces, sus amenazas y sus esperanzas están aquí”.
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