Saturday 20 de April de 2024
CUERPO & ALMA | 25-12-2011 19:50

Las telenovelas y nuestras fantasías, por Carla York

Carla York cuenta cómo cada una teje su propia novela mientras las mira, aparentemente en forma pasiva.

Alimentando nuestra neurosis diaria, fuera de la ficción de la televisión, en la realidad también tejemos nuestras propias novelas.

Hasta la más escéptica y racional de las mujeres siempre tiene un final feliz o una fantasía programada en su chip mental. Una situación donde sufriste una injusticia, un tipo que no te trató bien, alguien que hirió tus sentimientos; todos disparadores de lo que yo llamo la fantasía de la “vengadora”.

La venganza no entendida en un sentido destructivo sino más bien alentada por una sed de justicia.

El gran clásico de esta tipología y estoy bastante segura que encabeza el ranking es la del ex.

Siempre hay, entre la lista de ex que recorrieron nuestras vidas, uno al menos que te genera esa sed de venganza. Ese tipo que sentiste que “te arruinó la vida” o “te quitó la inocencia”. Por suerte saliste adelante y te sobrepusiste (o en eso estamos) pero, quién no fantaseó con volver a verlo, que te vea divina, más flaca que siempre y con un tipo claramente mejor que él, o enterarte que anda deprimido porque se dio cuenta que te perdió y que está súper arrepentido, emborrachándose de bar en bar para olvidarte. Es muy importante en este sentido el aporte de tus amigas: te van dando información “jugosa” sobre su estado, sobre la nueva novia, y siempre es fundamental que alimenten esta fantasía tergiversando, un poco por amistad, la cruda realidad a tu favor. Digamos que es una etapa de rehabilitación necesaria.

Que quede claro: no nos interesa volver con ese tipo, al menos por una cuestión de dignidad y no porque ya seamos inmunes; sino porque lo único que importa es que sufra arrepentido y que repita “Cómo la dejé ir?”

La otra es la justicia laboral. Que ese trabajo del cual huiste despavorida o te fueron, donde nadie confiaba en tus capacidades y no te ascendieron jamás a pesar de tus esfuerzos, vuelva a buscarte para ofrecerte el puesto de tu vida, arrepentidos de que no supieron valorarte. Una especie de “Secretaria Ejecutiva” versión porteña, digamos.

En cada una de estas fantasías, (y podría seguir enumerando) hay siempre un factor común: el arrepentimiento de un otro que no nos valoró lo suficiente.

Un otro que no vió, que no supo ver, que no se dio cuenta, que no quiso.

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Creo que el gran problema no es ni ese tipo ni ese laburo: es más la falta de confianza en una misma y en el valor de ser quien somos, lo que alimenta estas fantasías. Una especie de proyección en otro de esa parte de una donde no nos gustamos ni nos queremos ni un poco. Donde nos echamos la culpa de lo que pasó.

En lo que respecta a mi, de un tiempo a esta parte puedo decir sinceramente un “Ojalá que le vaya bien” a ese ex al que antes le mandaba también muy sinceramente lo peor del universo y mis más oscuros deseos.

Esa cuota de resentimiento que quedaba, se terminó el día que me dí cuenta y pude sentir, que realmente el tipo se había perdido una gran oportunidad en la vida al perderme a mi.

Y cuando no me creo nada de estas afirmaciones de la autoestima, onda Osho, siempre me sirve pensar que yo soy la heroína de mi propia novela, donde ese tipo, al final, solo fue un actor invitado de temporada, un insignificante en la historia general, el capítulo 23 de 310.

Carla York es psicóloga y autora del blog Deja correr el río

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